miércoles, 12 de agosto de 2015



UNA CANCIÓN Y UNA FLOR


Una canción y una flor es lo único que me queda para ti mi corazón,
no quiero que te alejes ni tampoco que te quedes,
no quiero verte a los ojos pero entre ojo y ojo puedo ver  tu  próxima mentira,
me duele no hablarte pero sé que si lo hago voy a alejarme,
 te quiero pero a la vez te odio no porque te irás sino porque sé que volverás,
todo a su tiempo decían mis compañeros pero me ganaron todos mis pensamientos,
 no te rindas me decían pero yo como una estúpida más  caía,
no quiero hacerte daño mi corazón amado pero esta mente está dispuesta a arruinar lo planeado,
no tienes tiempo y yo tampoco pero solo te digo que ni siquiera el tiempo tiene tiempo,
así que no te preocupes no todo está arruinado me quedaré acá sentada a esperar el día esperado,
después de tu partida mi corazón está calmado, y eso no es lo que quiere
 así que vuelve antes de que él se vuelva anciano.

Angélica Rodríguez. 


martes, 11 de agosto de 2015

A VECES


A veces me detengo a pensar 
y me pregunto si hasta aquí tengo que llegar,
pensar y pensar me ha puesto a reflexionar, 
¿será que no puedo más o no quiero más?
¿Me engañan o me engaño?¿Qué tengo que hacer?.
Cuando me dijiste adiós mi mundo se desplomó
y no se si la muerte ha llegado o se ha marchado.

Angélica Rodríguez.

EXTRAÑO



Extraño tener diez años, jugar a creerme grande 

Extraño esa "tierna" infancia, en la que solo reinaba el ruido del humo 

Extraño esa inocencia, que solo conocía mil drogadictos

Extraño esa vida en la que fui algo

Extraño el amor que algún día dejé tirado

Extraño, extraño me siento de pensarte día tras día

Extraña me es tu indiferencia 

Extraño esas noches en que tu cuerpo era mío 

Extraño esas caricias que solo tu dabas 

Extraño esa sonrisa que tan feliz te hacía

Extraño esa lágrima que caía de tus ojos 

Extraño, extraño, extraño al final de la historia contada, 

de la vivida y la que viene por 

delante.

Jhon Fuentes.

PARALISIS


¿A dónde me llevó haber creído?
¿A dónde me llevó a parar?
¿A dónde podría tan siquiera salir a correr?
Correr de lo que creí porque sí,
así es el miedo se apodera, me paraliza, me destruye.
Si me tomas de la cintura
podrías darme tiempo para salir a correr y arrastrarte
o tal vez tiempo de esperar lo inesperado,
que no me dejes avanzar, solo mantenerme en un sitio,
uno mezclado, arbitrario, soberbio e irreal.
El dolor anterior a un golpe, es la sigla a un símbolo irremediable.
El dolor que sentí un día aquel, ese que un lugar me atribuía.
Solo estar sentado, solo, impaciente.
Alguien llegará.

Comienzo a acostumbrarme a lo que al parecer es la anestesia,
 la anestesia del dolor, de la rabia de la ira.
Esa que manifiesto en el instante en que el dolor físico y los gritos de las personas
se toman de un sinfín de devenires nostalgiosos,
se toman de la vocal, y poco a poco copulan un mar de nada,
una absurda e interminable desolación.
Rompo en llanto.
Corre rápido, cuando se acerque le pones punto final.
Lo tomas de la hernia, lo expulsas, lo desatas, lo atormentas.
Corre más rápido.
Pobre amigo, pobre tú,
pobre desdichado de saberes, que entre saberes se pierde en coplas,

se ahoga en coplas, se transforma en coplas y se muere entre libros.  

John Rojas.